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Carta oberta de David Abril

dilluns 3 d'agost de 2015

te escribo estas líneas para excusar mi asistencia y la de mi partido, MÉS per Mallorca, del que soy portavoz en el Parlament, a la recepción que ofreces el próximo miércoles en La Almudaina.

Primero, porque si no creo en los reyes magos, no sé porqué debería creer en ti ni en la naturaleza de tu autoridad. Sí, lo pone un papel al que llaman Constitución que ni tú ni yo tuvimos la oportunidad de votar, porque no teníamos edad, (y ya van así casi dos generaciones) y que convierte el principio de igualdad en este país en una quimera, porque nos hace diferentes, a ti y a mi, a los tuyos ya los míos. Tuve que prometer hace unas semanas (por imperativo legal, eso sí) guardarte fidelidad en base a ese mismo documento que día sí, día también, se convierte en papel mojado, sobre todo cuando se trata de proteger los derechos más fundamentales de sus presuntos súbditos, como la educación, la sanidad, la vivienda o el derecho a decidir sobre cualquier cosa que nos afecte.

Segundo, porque además de no creer en reyes, aunque sean campechanos y se casen con plebeyas, tampoco me caen simpáticos los dictadores, como el que nombró a tu padre sucesor suyo. El año pasado tuvísteis la oportunidad de enmendarlo y de estar a la altura de las exigencias democráticas de la sociedad expresadas claramente el 15M, pero no fue así. ¿Hacía falta otra vez esquivar la democracia, y asegurar la sucesión de tu padre mediante un procedimiento “exprés” de la mano de los grandes partidos de un sistema político en decadencia? ¿No hubiera sido el momento de escuchar al pueblo, de abrir un proceso constituyente en el que pudiésemos decidir entre otras cosas quién debe ser nuestro jefe o jefa de Estado? Obviamente, Felipe, si hubieras querido hacerlo, te podrías haber presentado a las elecciones, como hice yo hace un par de meses, y si te hubieran bastado los votos, te habrías ganado el cargo. Aunque dudo que hubieras querido optar, con los enormes sacrificios a los que estáis sometidos tú y los tuyos, y con todo a lo que tenéis que renunciar últimamente, según la propaganda oficial.

Tercero, porque las vacaciones de tu familia hace años tal vez eran uno de esos iconos veraniegos que contribuían al turismo en nuestra isla, y aunque nunca se ha realizado estudio o sondeo alguno al respecto, habría que recordar que habéis sido doblemente subvencionados por las y los mallorquines durante todos estos años: primero, con el presupuesto de la Casa Real vía impuestos y presupuestos generales; segundo, con los gastos “extras” de esa estancia, incluyendo prebendas como el yate Fortuna que algunos empresarios y el pueblo de las islas regalaron a tu padre, del que también habrás disfrutado, y que aunque nos lo ha devuelto nos sigue costando dinero.

Tampoco es que algunos miembros de tu familia, como tu hermana y tu cuñado, hayan contribuído demasiado a la buena imagen de una tierra castigada por la corrupción de sus políticos, sino que han formado parte activa de esta lacra. En este punto debo agradecerte que incluso tú mismo lo hayas advertido y les quitaras hace poco el título de duques de Palma, ya que su actitud manchaba el buen nombre de nuestra ciudad, que es la capital de esta tierra. Pero que por cierto, es así: Palma, a secas (no de Mallorca).

Cuarto, porque este año se cumplen 300 años de que otro Felipe de tu misma estirpe, Felipe V, acabase por derecho de conquista con las instituciones y las leyes propias del antiguo Reino de Mallorca, porque ya hace siglos sabían que para administrar unas islas hacían falta instituciones y gobernantes cercanos, que velasen por los intereses de unos pueblos condicionados por el hecho de estar rodeados de mar. Tampoco se conformó con eso, y prohibió nuestra lengua propia y costumbres con el objetivo de hacerlas desaparecer, cosa que obviamente no consiguió pero que causó mucho daño ya que incluso hoy el catalán no puede disfrutar de un uso normalizado. Por todo ese mal causado, aunque tú no te sientas corresponsable de los hechos protagonizados por tus antecesores (los de tu misma sangre azul), este tricentenario sería un buen momento para que pidieras perdón, pero al contrario, veo que como jefe de las Fuerzas Armadas, lo que hacéis es celebrar los tres siglos de ocupación militar de las islas. Así, sin complejos.

Por último, me ha ofendido tu reacción a las insinuaciones de algunos de mis gobernantes a la apertura del recinto de Marivent (y por cierto, no sólo de los jardines): has dicho que te parece bien, que podemos hablarlo. Y no, nuevamente, esa no es la actitud. Me gustaría recordarte que poco después de nombrarlo su sucesor, hace 42 años Franco cedió el palacio a tu padre para disfrute de vuestras vacaciones, violando así la voluntad de la familia del pintor Saridakis para que este espacio permaneciera abierto al público y se compartiera su arte, un gesto mucho más generoso con la sociedad que cazar elefantes. Esa cesión se sustenta en un acuerdo entre la que en su día fuera la Diputación y hoy es el Gobierno autonómico, y los grupos políticos de la actual mayoría de izquierdas hemos decidido que podéis seguir veraneando aquí si queréis, pero que el resto del año las instalaciones tienen que estar abiertas al pueblo. Por lo tanto, y con todo el cariño, importa poco tu opinión en este asunto: es un mandato al que vamos a dar cumplimiento.

Por todo ello, entenderás que me apetezca poco ir a la recepción a la que nos invitas. Otra cosa sería que hubieses decidido, como hacen otros jefes de estado, incluso en países poco o nada democráticos, como el Estado Vaticano, visitar las instituciones que representan a quienes te acogen: el Ajuntament de Palma, el Consell insular, el Parlament, el Consolat, …ponerte a disposición de los representantes de este pueblo y sinceramente, mostrar agradecimiento por todo lo que os hemos dado. En este caso, podrías haber contado conmigo.